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PorMiguel Ángel del Pino

El desarrollo del apego en el niño: La teoría etológica de Bowly

La teoría que argumenta que el apego es la perspectiva más aceptada del lazo emocional del niño hacia el cuidador es la “Teoría Etológica de Bowly”.

Definiendo el apego, podríamos decir que es el lazo afectivo fuerte que sentimos por personas especiales en nuestra vida que nos lleva a sentir placer y alegría cuando interactuamos con ellas y nos alivia su cercanía en momentos de estrés.

La teoría etológica de Bowly parte de la idea de que muchas conductas humanas han evolucionado en nuestra perspectiva a lo largo de la historia porque facilitan la supervivencia. El vínculo de apego que propone Bowly tiene fuertes raíces biológicas, por lo que se puede entender mejor dentro de un marco evolutivo en el que la supervivencia de la especie es de primerísima importancia.

Para Bowly la relación del niño con una adulto empieza con una serie de señales innatas que el bebe da al adulto para atraerlo. Al pasar el tiempo, se va desarrollando un vínculo afectivo verdadero entre el bebe y la figura de apego que se ve apoyada por nuevas capacidades cognitiva y emocionales del bebé y por una historia de cuidado sensible por parte de la ya mencionada figura de apego.

El desarrollo del apego, Bowly lo divide en cuatro fases:

  1. La fase del preapego (nacimiento a 6 semanas).

En esta fase el punto clave es que el bebé utiliza una serie de señales internas para establecer un contacto cercano con otros humanos de su alrededor que ayudaría posteriormente a fomentar el apego en la fase siguiente. En esta fase, por tanto, no están todavía apegados al cuidador. Estas señales podrían ser: sonreír, llorar, coger, mirar a los ojos del adulto.

Ejemplo de esta fase sería cuando el niño llora porque tiene hambre o mire a los ojos del adulto cuando le está acariciando porque es agradable para él.

  1. La fase de formación del apego (6 semanas a 6-8 meses).

Aquí el bebe ya empieza a responder de forma diferente dependiendo de si es un cuidador conocido o un extraño, por lo que el apego ya empieza a formase entre el bebé y el cuidador, definiendo este apego ya en la siguiente fase. El punto a destacar en esta fase, es que el bebé aprende que sus conductas influyen en las conductas de las personas que están a su alrededor, por lo tanto, ya empieza a desarrollar expectativas de que el cuidador responderá cuando él lo solicite. Por lo tanto, el vínculo afectivo entre el bebé y el cuidador empieza a fortalecerse.

Ejemplo en esta fase sería que el niño suele calmarse más rápidamente cuando su madre lo coge que si lo hace un extraño o que el bebé sonríe y balbucea con más libertad con el cuidador.

  1. La fase del apego bien definido (6-8 meses a 18 meses-2 años).

En esta fase ya si es evidente un apego del bebé con el cuidador conocido, presentando en este periodo ansiedad en la separación. Esta ansiedad de separación aparece universalmente después de los seis meses aumentando hasta alrededor de los quince meses. Esta ansiedad ante la separación nos deja claro que los niño ya son capaces de entender de que el cuidador sigue existiendo aun cando no lo ve, por lo tanto, presentan esta ansiedad porque están disgustados porque el adulto a quien han llegado a confiar se marcha.

Un ejemplo sería la madre que está en el salón junto a su bebé, se tiene que ir un momento a la calle a atender un compromiso, lo deja con la vecina y el bebé no para de llorar y patalear ante la ausencia de su madre.

  1. Formación de una relación recíproca (18 meses a 2 años en adelante).

Gracias al crecimiento rápido de la representación y del lenguaje, el niño comprende que las idas y venidas del cuidador no significa su abandono y entra en la predicción de del regreso de la madre, por lo que la protesta por la separación disminuye. Ya en esta fase los niños empiezan a negociar con el cuidador, utilizando peticiones para alterar los objetivos del éste.

Ejemplo de esta fase es cuando el niño le pregunta a la madre que a donde va, ella le dice que a comprar comida a la calle y que cuando vuelva comerán juntos. Esta explicación alivia al niño ya que entiende de que la madre va a volver y que luego estarán juntos otra vez.

PorMiguel Ángel del Pino

Autismo: ¿Qué características tiene una persona con autismo?

El descubridor del autismo fue Leo Kanner (1943). El trastorno autista es un trastorno del neurodesarrollo, que se define por la presencia de alteración en la relación social, alteración de la comunicación y espectro restringido de intereses.

 

Incapacidad para establecer relaciones.

– Tienen problemas en la relación social.

– Se encuentran totalmente descolocados en las relaciones sociales. No entiende las bromas, la competitividad, el engaño, la negociación, en engaño y las segundas intenciones. Esto le genera una fuerte ansiedad social en situaciones grupales.

 

Alteración de de la comunicación.

– El lenguaje tanto en su vertiente de expresión como de comprensión , tiende a ser literal.

– Pronuncian palabras o frases de forma ecólica.

– Es posible que se refiera a sí mismo en segunda o tercera persona.

– La conversación adolece de falta de reciprocidad y tiende a prescindir del discurso del interlocutor (conversación asimétrica).

– Alrededor de un 25% de los niños autistas experimentan entre los 18 y 24 meses una regresión transitoria, más o menos marcada, del lenguaje.

 

Espectro restringidos de intereses.

– Intensa preocupación por centros de interés muy limitados: trenes, dinosaurios, personajes de televisión, etc.

– Necesidad de mantener ciertas rutinas (ansiedad cuando se infringen estas).

– Muchos se sienten fascinados por el mundo físico: contemplar de modo reiterativo luces, reflejos, movimientos de objetos o mostrarse cautivados por algunos ruidos.

– También es muy común la presencia de estereotipias manuales o movimientos de balanceo.

 

Otras características.

Hipo/hiperreactividad a los estímulos sensoriales: ruidos, sabores, texturas, olores o contacto físico:

– Reacciones exageradas ante sonidos agudos o inesperados. Extremadamente incómodos en un lugar donde se mezcla una gran cantidad de ruidos (mercado, feria, etc.)

– Hipersensibilidad táctil. Reacción de evitación del contacto físico, sobre todo si se produce de forma inesperada. Problemas con la texturas de diversas ropas o alimentos produciéndoles rechazo.

– El olfato suele estar exageradamente desarrollado, pueden tener una tendencia obsesiva a oler los objetos.

– Pueden ser conflictivos en el día a día. Tienen cambios de humor imprevisibles y pueden desencadenar crisis explosivas a veces acompañadas de violencia física hacia sí mismo o hacia los demás.

– Muchos tienen un deterioro intelectual y/o del lenguaje.

– Muchas veces existen deficiencias motoras, como un caminar extraña, torpeza y otros signos motores anormales.

– Pueden producirse autolesiones.

– Algunos presentan un comportamiento similar a la catatonia (no llega a la magnitud de un episodio catatónico).

 

 

PorMiguel Ángel del Pino

La utilización de las nuevas tecnologías por los niños y adolescentes: ¿Hay que preocuparse?

Como amante de las nuevas tecnologías, siempre he estado de acuerdo en que estas (internet, redes sociales, whatsapp…), si se utilizan correctamente, tienen un gran beneficio en la sociedad. Pero no podemos obviar que si su utilización es incorrecta pueden provocar dependencia en las personas, incluso convertirse en una adicción para algunos de ellos. 

La premisa principal de la que parto respecto a este tema es de que “Usar las nuevas tecnologías resulta positivo siempre que no se dejen de lado el resto de las actividades habituales y sociales en la vida, por lo tanto, que no te perjudique en la salud, la familia, escuela/trabajo y relaciones sociales”. No hay que ver extraño que un adolescente prefiera pasar parte de su tiempo de ocio jugando a un videojuego o viendo una película en el ordenador (¿en que se diferencia esto de ver la televisión en el salón?), e
s lo normal, ellos han crecido en un mundo en el que desde pequeño siempre han estado en contacto con las nuevas tecnologías.

Consejos para los padres.

Una cosa está clara, no hay que ver las nuevas tecnologías con miedo sino aprovecharse de sus beneficios, que son muchos.

Pero hay un tema que los padres tienen que tener claro, al igual que un niño tiene que aprender a montar en bici o ha leer, también tiene que aprender a realizar una utilización correcta de las nuevas tecnologías.

¿Y que hacer para ayudarlos? Lo mejor es, durante la infancia principalmente, elaborar, junto con el niño, una planificación horaria de las distintas actividades que tiene que realizar durante el día, utilizando también, una limitación del tiempo para utilizar las nuevas tecnologías (unas 2 horas diarias). Es esencial que los padres le expliquen a los menores la importancia de la intimidad y la vulnerabilidad que sufren al subir fotografías o datos personales a internet, y que una vez lo suben, esta información personal suya se queda para siempre en la red.

Los padres no deben estar ajenos a estas nuevas tecnologías, es importante que tengan las habilidades para manejarse por internet y participar de forma activa en la relación de sus hijos con internet. Si no tienen estas habilidades pueden pedirles a sus hijos que les enseñen. Y por supuesto, no olvidar fomentar otras actividades como el deporte, el cine, la lectura o las relaciones sociales.

Adicción a las nuevas tecnologías.

¿Y cuando debo preocuparme por el comportamiento de mi hijo con respecto a las nuevas tecnologías? Los padres deben saber que las principales señales de alarma que denotan en estos casos la conversión de una afición en una adicción son:

-Privarse de sueño (menos de 5 horas) para estar conectado a la red, a la que se dedica un tiempo excesivo de conexión.

-Descuidar otras actividades importantes, como el contacto con la familia, las relaciones sociales, el estudio o el cuidado de la salud.

-Recibir quejas en relación con el uso de internet de alguien cercano, como lo padres o los hermanos.

-Pensar en la red a todas horas, incluso cuando no se está conectado a ella; mostrar una irritación excesiva cuando la conexión falla o resulta muy lenta.

-Intentar limitar el tiempo de conexión sin conseguirlo; perder la noción del tiempo.

-Mentir sobre el tiempo real que se está conectado.

-Aislarse socialmente, mostrarse irritable y empeorar el rendimiento de los estudios.

-Sentir una euforia y activación anómalas cuando se está delante de la pantalla.

Referencias bibliográficas.
-Enrique Echeburúa. Adictos a las nuevas tecnologías. 2013.
-J.L. Matalí y J. Alda. Adolescentes y nuevas tecnologías: ¿innovación o adicción?. 2008

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